domingo, 8 de septiembre de 2013

Aspectos de Producción

Aporcados:
Cuando se inicia el crecimiento vegetativo no conviene que el "corazón" de la planta se recubra con tierra, ya que se puede producir una parada vegetativa del crecimiento. En cambio, cuando el cultivo esté en pleno desarrollo, es conveniente aporcar las plantas; con esta operación se aumenta la longitud de las pencas. 
Siembra:
Existen dos épocas de siembra en función de los dos ciclos productivos (Invierno y primavera). Las siembras para la campaña de invierno se realizan desde primeros de Julio y a finales de agosto, efectuando los trasplantes desde últimos de agosto hasta final de octubre. El trasplante en primavera obliga a una siembra en semillero durante las primeras semanas de noviembre, teniendo lugar los trasplantes durante los meses de enero y febrero.
El Apio, generalmente, se recomienda hacer semillero y a los días 60 - 70, la siembra en hileras de 1 a 1,20 m de ancho, con una distancia entre plantas de 15 a 20 cm y una profundidad de siembra de 0,5 a 1,0 cm; lo que facilita el riego y la cosecha. A nivel comercial la densidad de siembra más recomendada es entre 80.000 y 85.000 plantas por hectárea. Si la densidad es mayor, se reduce la cantidad de luz que puede captar cada planta, lo que puede provocar pérdida de clorofila, produciéndose un apio amarillento. 

Preparación del terreno:
Es necesario realizar una labor de desfonde profunda, y a continuación dos pases de rotovator, seguida de una labor de acaballonadora, la cual deja el terreno con surcos de 50 cm de anchura y caballones de igual medida. Si la parcela ha tenido cultivos con recolección mecanizada se recomienda realizar un pase de subsolador y romper la posible suela que se puede localizar más profunda.
Control de Malezas:
El apio no admite competencia con las malas hierbas al principio de la vegetación, ya que su crecimiento es lento; es necesario mantener limpio el suelo. El Apio es una hortaliza con el problema del deshierbe bastante bien resuelto, en este sentido se pueden aplicar las siguientes materias activas:
  • Contra gramíneas y malas hierbas anuales: Pendimetalina 33%, presentado como concentrado emulsionable con dosis de 3 - 5 Lts/ha.
  • Contra dicotiledóneas anuales:

  • Contra gramíneas anuales: Prometrina 50%, presentado como suspensión concentrada con dosis de 1 - 3 litros/ha.
  • Contra dicotiledónes vivaces: Diquat 20%, presentado como concentrado soluble con dosis de 1,5 - 4 litros/ha. En trasplantes en épocas calurosas se dejan las malas hierbas sin tratar al principio para que actúen a modo de sombreado y eviten mayores subidas de las temperaturas del suelo.
Fertilización:
Para obtener una buena producción y de buena calidad, es conveniente que el suelo esté bien estercolado.
En fertirrigación, es recomendable aportar micro elementos en cada riego y la propagación puede llevarse a cabo aplicando un abonado de fondo de 25 gr/m2 de 15-15-15, enterrado en el suelo. Tras la plantación, regar diariamente durante una semana sin abono. 

En el caso de las variedades amarillas el abonado puede ser insuficiente, por ello para completar el desarrollo de la planta y darle un porte más erecto se aplican giberelinas a una concentración de 20 ppm; se aconseja que la planta presente de 50 a 60 cm de altura y que no se encuentre inducida a flor y acompañarlo con un fertilizante foliar, por ejemplo urea en una proporción de 200 gr/100 litros de agua.
Cuadro 1. Síntomas de algunos excesos o carentías nutricionales y su efecto sobre la calidad del apio.
Cuadro 2. Es una Guía que permite al productor interpretar los resultados que se obtiene del análisis foliar de las hojas más nuevas, completamente desarrolladas con 6 semanas de edad.

Riego:
En este cultivo es importante mantener una humedad adecuada en el suelo durante todo su ciclo de cultivo ya que una de las principales características para lograr una alta calidad de pecíolos es la suculencia y terneza de los mismos. Se ha encontrado que el apio requiere entre 23 y 34 litros de agua para producir 1 Kg de biomasa fresca y 33 a 50 litros para producir 1 Kg de producto comercializable. 
Se puede utilizar sistemas de aspersión o goteo, en cultivos al aire libre también se utiliza riego por surco. Es importante el buen manejo del riego para evitar las deficiencias de Ca y B. 


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